Santa Magdalena Sofia Barat


Fundadora de las Religiosas del Sagrado Corazón

Nació en Joigny, Francia, en 1779, en 1800 fundó la Congregación del Sagrado Corazón; a su muerte en 1865 era cabeza de una comunidad internacional de 3.359 mujeres unidas por un ideal espiritual y que tenían en marcha un proyecto educativo en Europa, el norte de Africa, Norteamérica y América del Sur.

Magdalena Sofía vivió la experiencia de la Revolución Francesa, el paso de este período revolucionario hacia Napoleón y el Imperio, en esta etapa los ámbitos de la educación y la salud ofrecían un enorme potencial para el cambio de la sociedad; la educación es el servicio fundamental que esta mujer de visión, dio como respuesta a las necesidades apremiantes de su época y la pensó también como un medio de santidad para la RSCJ y para los que participaban de esta educación. A través de las niñas, niños y jóvenes quiso contribuir a la renovación de las familias, y de la sociedad; privilegió los internados y a las niñas pobres.

En el siglo XIX no existía el reconocimiento social a la mujer, pero ella consiguió sus objetivos; adelantándose a su tiempo hizo posible la creación de un espacio y un lugar nuevo para las mujeres, a través de la educación: “un sistema de educación que preparase a la mujer para las responsabilidades de la vida, sería uno de los medios poderosos para dirigir el curso de los tiempos venideros”.

Magdalena Sofía Barat había recibido una educación nada común en esa época: El estudio de los autores clásicos en sus fuentes, alternaba con el de los Santos Padres de la Iglesia, la Sagrada escritura y la Filosofía. Poseía perfectamente el griego y el latín; entendía sin dificultad el castellano y el italiano estuvo preparada en Matemáticas. La formación práctica la recibió de su madre; le fueron muy útiles su propia intuición, observación, su realismo, su sentido de la verdad, su enorme capacidad para relacionarse con los otros y para aprender de la experiencia.

Dolorosos acontecimientos, grabaron en su alma, la paciencia en el sufrir, la firmeza para mermar las emociones, y el valor para mantener en alto la esperanza, durante los días de prueba. No podríamos comprender el mérito de las Religiosas del Sagrado Corazón, en lo que se refiere a la obra educativa frente a la juventud; sus continuos aciertos, sus grandes conocimientos intelectuales sin remontarnos a esa fuente, rico ejemplo y modelo, que de generación en generación se transmiten y de donde beben sus enseñanzas.

Siempre afirmaba que el propósito fundamental de la Sociedad del Sagrado Corazón era llevar el conocimiento y el amor del Corazón de Jesús, eso era lo esencial de sus vidas, y sin esa intencionalidad central su existencia no tenía sentido. Cuando Magdalena Sofía murió en 1865, fue elegida Superiora la Madre Josefina Goetz.